jueves, 24 de septiembre de 2009

El confecionario

Hola, como dije al principio les contare,mis aventuras de escolar; Bien, esta ves paso de la escuela rural a la del pueblo, a la escuela urbana"República de Honduras" de el negrito yoro, en esta escuela curse mi cuarto año escolar, ya que en la rural solo se daban claces hasta el tercero, pues bien, llegue a dicha escuela sin tener a ninguna amiga ni conocida,era la mas alta del grado así que me molestaban mucho por eso y eso me hacia sentir fatal, el grado solo era de niñas, y pronto empecé a formar mi grupo de amigas María Antonia Antunez, era una de ellas, una morena alta y de mal carácter que al tratarla ya no era tan fiera como lo parecia me hice amiga de Ana Maclovia, Lina fugón y Aminta,me encantaba reunirme con las chiquitas de primer grado,y contarles cuentos tanto era así que en los recreos, me buscaban para que les contara las historias o jugara con ellas, frente a mi escuela estaba la escuela de niños con los que teníamos frecuentes enfrentamientos pronto me integre al ambiente del pueblo,y por supuesto a estar fuera de mi casa ya que por lo lejos que quedaba mis padres me buscaron alojamiento en casa del administrador de la hacienda donde vivíamos dicha hacienda ya desaparecida cosa que me causa gran tristeza,la hacienda se llamaba "El Oloman" bien en el pueblo teníamos las dos jornadas entrabamos a las siete de la mañana y salíamos a las once para entrar a la una de la tarde,para ese entonces un grupo de alumnas, nos reuníamos en el atrio de la iglesia, para jugar , un juego que era de rebotar una pelotilla de goma y pequeñas piedras a dicho juego lo llamábamos zapatero, la que mayor piedras recoja y no se le caía ninguna era la que ganaba, demás esta decir que jamas tuve esa habilidad con las dichosas piedras lo mio era correr y saltar, subir a los arboles, contar historias, como llegamos todos los días el padre nos regalaba helados que el mismo hacia,caramelos y bueno eso nos gustaba mucho y llegamos a tener confianza de entrar a la cocina y tomar agua fresca,lo mismo que entrar a la iglesia curiosear, me encantaba meterme al confecionario y subir al campanario, y nos hacían miedo de que en la iglesia a las doce del medio día asustaban, y que no entráramos en ella pues nos podría salir algún fantasma, pero siempre fui incrédula y no era miedosa, y arrastraba a mis compañeras a que me acompañaran con mucho miedo pero me acompañaban a mi aventura; pues bien uno de los juegos era meterme yo al confecionario, y hacer la veces del cura estábamos en eso cuando las tres compañeras me quisieron hacer una broma se fueron dejan dome sola,dentro del confesionario, yo me reía haciendo las preguntas al ver que no me contestaban, quise lebantarme... pero no pude, volví a intentarlo y sentí que me tiraban nuevamente hacia atrás, yo quise hablarles a mis compañeras pero no me salio la vos empecé a sentir pesadas mis piernas y paso por mi cabeza las historias del cura sin cabeza empecé a pedirle a dios que me ayudara no cabía duda..., algo estaba pasando desfilaron todas las historias que contábamos en la escuela, ... yo estaba aterrorizada, no podía hablar el miedo me tenia paralizada, y pidiéndole a dios mentalmente que me ayudara,... dominando mi miedo, volví la cabeza para ver quien me detenía, y no me dejaba salir, cuando vi que era lo que no me dejaba moverme empecé a reír todavía asustada,.. el uniforme que usábamos,era un vestido de falda plizada y con unas fajas (cinturón) con las que ajustábamos el uniforme, en la parte de atrás, pues bien yo las mías las llevaba siempre un poco flojas nunca ajustadas, y las sillas del confecionario eran fijas al sentarme yo me había subido sobre la silla y me había deslizado desde arriba hacia abajo para sentarme,quedando las fajas metidas en el respaldo de la silla total que cuando quería lebantarme quedaba sujeta a la silla, y nada que no podía moverme por ese motivo... claro me enfade mucho con mis compañeras pero descubrí que el miedo te juega malas pasadas no les conté en el momento mi susto a mis compañeras si no hasta que ya me había pasado el susto y el enojo claro pero no crean desde ese momento nuestro rincón de juegos era la iglesia ya no creíamos en las historias de miedo y tuve nuevas experiencias en la querida iglesia del pueblo como añoro esa iglesia del negrito yoro se llama nuestra señora la virgen maría del carmen; Bien espero seguir contándoles mis aventuras de niña, hasta la próxima.

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